Hace muchos años, un profesor que tuve durante mi paso por la Casa de Oficios de Medio Ambiente de San Lorenzo de El Escorial, que además se ganaba la vida como podador en altura y como fotógrafo FreeLance, cada vez que subíamos al monte Abantos, se paraba en cada recodo a sacarle fotos al Monasterio.
Daba igual desde qué ángulo. Bien tomada, la foto siempre quedaba bien. Algunos lo atribuyen al lugar, que desprende un aura mágica, y que tal vez por eso, fue el elegido por Felipe II para construir la basílica. Mi profesor lo llamaba Las Ventanas del Abantos y pretendía hacer una exposición con las fotos.
Algo parecido ocurre con la Iglesia Negra de Brasov, aquí con niebla al fondo y restos de nieve en los tejados. Cuando nos quitamos los prejuicios vemos la belleza donde parecía estar agazapada. No lo digo por Brasov, que ya sabemos que es bello, sino por todas las iglesias y catedrales de España, a las que no prestamos la debida atención por los mal entendidos prejuicios contra la Iglesia. Que, digo yo, la belleza, como la verdad, debería ser un valor absoluto. Biserica neagra es bella desde cualquier ángulo, no sólo por cómo se ve, sino por lo que contiene, representa y transmite.
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